Otra torera mexicana, Paola San Román, de 28 años, añadió que la reanudación de las corridas en la Plaza México había sido importante para resaltar “esta tradición y esta cultura”.
Antes de la sesión taurina del domingo pasado, más de 300 manifestantes detuvieron el tráfico hacia la Plaza México, portando carteles, tocando tambores y cantando. Un cartel decía: “No es arte. Es tortura”.
“Ningún animal debería sufrir”, dijo Shantel Delgado, de 29 años, una vegetariana que iba vestida como un toro y estaba cubierta de pintura roja. “Todos merecen respeto como todos nosotros seres humanos. El empleo se puede adquirir de otra forma. Y para mí, no es una tradición. Es una aberración”.
Afuera de la Plaza México, algunos manifestantes pintaron con aerosol las paredes de la arena (escribieron “asesinos” con bastante frecuencia) y trataron de abrir una puerta mientras agentes de la policía con equipo antidisturbios la sostenían. Lanzaron agua y basura a los oficiales mientras acosaban a los fanáticos que se dirigían hacia la arena.

Dentro de la Plaza México, algunos fanáticos hicieron gestos obscenos con las manos hacia los manifestantes. Y durante la tarde hubo intermitentes gritos desde las gradas: “¡Viva la Plaza México!” y “¡Viva la libertad de la fiesta brava!”.
Sánchez, director de Animal Heroes, una organización que hace cinco años inició una campaña llamada “México sin tauromaquia”, dijo que la voluntad política ayudó a impulsar la prohibición de las corridas de toros en algunos estados y municipios.
Desde la ciudad española de Sevilla, Sánchez, de 40 años, dijo que nunca iba a poder olvidar la forma en que un toro lloró después de ser herido con banderillas —las cuales hacen sangrar y enojar al animal— en una corrida de toros a la que fue siendo un adolescente. Dijo que su organización quiere que el Congreso de México prohíba de manera permanente la práctica a nivel nacional. Alegó que era inmoral tener normas sobre cómo matar a un cerdo en un matadero y, al mismo tiempo, permitir que continuaran las corridas de toros.
“Nosotros lo vemos como un circo romano”, afirmó Sánchez. “Vemos un espectáculo anacrónico. Las nuevas generaciones, cuando en unos años ya se prohíba la tauromaquia en todo el mundo, lo verán con estupor”.
Zulaica dijo que comprendía que las generaciones más jóvenes pudieran ser más conscientes del trato a los animales. Sin embargo, agregó: “Estamos convencidos que en un México moderno y plural, debemos aspirar a una sociedad de libertades, de respeto y, sobre todo, de tolerancia para todas las expresiones culturales, con independencia de los gustos personales”.
José Saborit, director de una organización taurina nacional llamada Tauromaquia Mexicana, dijo que la práctica sigue siendo muy popular en algunas poblaciones más pequeñas y que, con la excepción del fútbol, ningún otro evento atrae con regularidad entre 30.000 y 40.000 personas como lo hace la Plaza México.
“Si queremos un mundo de prohibiciones y de imposición moral, pues la tauromaquia está en riesgo”, afirmó Saborit.
Saborit añadió que los trabajadores de la industria de la tauromaquia cuidan de los toros criándolos y reproduciéndolos durante años, y solo un pequeño porcentaje de los terneros de una madre acaban muriendo en un ruedo.
Reyes, cuyo abuelo lo llevó por primera vez a las plazas en su estado natal de Veracruz, dijo que sabe que las corridas de toros no son para todo el mundo y que “innegablemente y desafortunadamente para los que nos gusta, va a morir”.
“No estoy en contra que se muera”, añadió sobre las corridas de toros. “Se va a morir tarde o temprano. Pero estoy en contra que se quiera prohibir cuando todavía hay cierto arrastre”.
La reapertura de la Plaza México terminó en medio de un estruendo. Andrés Roca Rey, un matador peruano, tuvo problemas para matar a su segundo y último toro de la noche con la espada. Después de una tercera advertencia, Rey abandonó el ruedo en medio de un coro de abucheos. Mientras las gradas se vaciaban, el toro fue llevado de regreso a los corrales, donde lo terminaron de matar para luego preparar su carne para el consumo.
Las calles alrededor de la Plaza México todavía estaban llenas de vida. La gente llenó los puestos de comida. Otros pidieron cerveza en tiendas de conveniencia cercanas para continuar con las festividades.
No se sabe cuándo podrán regresar los espectadores, o si podrán hacerlo.
Por James Wagner
Photographs and Video by Luis Antonio Rojas
Emiliano Rodríguez Mega colaboró con el reportaje.
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